Orgullosa decadencia
"He oído de gente que las ha visto deambular en calles
desiertas y huir de los marasmos. Me contaron que una vez, que son varias,
entraron en sitios prohibidos y despertaron en casas desconocidas donde desayunaron
a costa de nada. Que nadaron desnudas en el Caribe al amanecer y que han visto
ponerse el sol entre cervezas desde las rocas del balneario.
Han consagrado las barras de los
bares donde han robado más de un alma, de un chupito, de una risa. Han
dormido en el Metro y se han bebido la noche a besos por las calles más oscuras
y gastadas de Madrid. Han disfrutado como nadie y sufrido como todo
el mundo. Han bailado sobre la delgada línea que separa lo bueno
y lo malo. Han sucumbido a todos los excesos, y se han forjado la vida a base
de extremos. Porque, a fuerza de chocarse una y otra vez contra el
infranqueable muro de la decepción, han aprendido a sonreírle hasta al diablo.
Y el diablo, como todos los caballeros antiguos, les ha invitado a más de una
raya.
Estas personas suelen ser odiadas o queridas. Sin medias
tintas. Follan. Beben y crean a gritos encendidos filosofía de calle. De ésa
que no sirve más que para ocupar ondas acústicas en el espacio y el tiempo. De
la que mezcla nihilismo, sexo, música y política. De la que ensalza las virtudes
de la poesía y de la droga. La causa es la ansiedad emocional que les embarga
la seguridad impertérrita de saber que son, han sido y serán especiales. Da
igual que ustedes no lo entiendan. Ni siquiera creo que yo lo haga…
Comentarios
en la tierra.
las droga es vivir así,
la droga es vivir.
(y está medio prohibida, no lo digas muy alto que vendrán a por nosotros)